La lenta recuperación económica, por Viçens Navarro

El crecimiento de la productividad, y de la riqueza que ello conlleva, no se ha estado distribuyendo equitativamente durante estos últimos 30 años, como consecuencia de la aplicación de las políticas liberales. Esta riqueza se ha concentrado más y más en las esferas del capital (es decir, del mundo empresarial) a costa del mundo del trabajo.

La defensa de las políticas que favorecían las rentas del capital se basaba en el argumento de que facilitarían el crecimiento económico. El argumento que “antes que redistribuir hay que crecer” se convirtió en el eslogan liberal, ampliamente utilizado en las culturas mediáticas y políticas del país. Pero tal tipo de crecimiento (basada en el favoritismo a las rentas del capital) creaba menos crecimiento económico y menos producción de empleo que el que se hubiera dado si tal crecimiento hubiera estado basado en una mayor redistribución de la riqueza. Lo que se necesita ahora es “redistribuir para poder crecer y crear empleo”.

Artículo completo en Público.

Ver también: La silenciada causa de la crisis, del mismo autor:

la enorme polarización en la distribución de las rentas que existió en los años que precedieron a la Gran Depresión del siglo XX, y que existe ahora. En la gran mayoría de países de la OCDE hemos visto desde los años ochenta un gran crecimiento de las rentas del capital a costa de una disminución de las rentas del trabajo, alcanzándose una concentración sin precedentes de las rentas en los sectores más pudientes de las sociedades avanzadas, con una disminución del porcentaje de la masa salarial sobre la renta nacional (y ello a pesar de que el número de trabajadores ha aumentado). Esta situación es resultado de la llamada revolución neoliberal (iniciada por el presidente Reagan en EEUU, y por la señora Thatcher en Europa) y sus políticas públicas liberales regresivas